Yo es otro, cuervos rojos
se dispersan y reúnen en los versos de Rimbaud
y se abaten sobre mí con sus picos de hueso.
Flores árticas (no existieron) en esta fiesta de invierno
donde crecen, en la danza de mis ojos, en el baile
y el cortejo, en la obra que devora de umbrales los vientos fríos.
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